Se ha demostrado que cuando las personas han pasado por un hecho traumático, que ha sido reprimido, y que las afectan psíquica y emocionalmente, al confrontarlo con la escritura pueden expresar los sentimientos y emociones relacionados a dicho-hecho, permitiendo así, una mejora física y mental significativa.
Cuando uno escribe lo doloroso de los momentos traumáticos, se liberan ciertas sustancias químicas, que influyen en nuestro cuerpo y en nuestro estado emocional, produciendo una gran mejoría en el sistema inmunológico, cardiovascular, entre otros.
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